PARTICIPACIÓN COMUNITARIA.

Por ANA CORTÉS LOIS Y ALVARO MELLA, ANTROPOLOGOS (e).

Documento utilizado en la capacitación para dirigentes vecinales de la comuna de Quillota, Chile.

Vamos a entender la participación comunitaria como el proceso mediante el cual individuos y familias en forma separada o a través de grupos organizados asumen responsabilidades en relación a su comunidad, por medio del mejor conocimiento de su propia situación y de la colaboración constructiva en la búsqueda de soluciones a problemas específicos.

A partir de esta definición podemos distinguir cuatro ideas principales:

1.Se introduce el término comunidad, asociado al de participación.

Las Juntas de Vecinos vienen a ser representantes de grupos con similares aspiraciones, que comparten un lugar físico donde están conviviendo diariamente y además poseen elementos culturales que les son comunes, como estas y otras características son representativas de una comunidad, las Juntas de Vecinos por lo tanto nacen de la inquietud comunitaria. En este sentido se encuentra la gran tarea de este tipo de organizaciones, perpetuar el sentimiento de comunidad que les da vida. Cuando se deja de sentir como propia la organización surgen los problemas, baja la asistencia y disminuye la participación.

2.Las formas de participación son variadas.

La participación se puede dar de diversas formas, de forma individual, familiar o bien a través de organizaciones. Así la participación podrá ser:

VIVENCIAL: Contacto diario entre vecinos, el compartir ideas, conversar, etcétera.

INSTRUMENTAL: Medio para alcanzar un fin, solucionar un problema que nos afecta a todos. Este tipo de participación cuenta con una gran desventaja, ya que sólo tener una meta en común no permite niveles de compromiso más allá del cumplimiento del fin, se alcanza el objetivo y se disuelven los grupos.

COMPROMETIDA: Sentirse parte de, estar consciente de ser miembro de algo, en este caso de una comunidad y luego de una Junta de Vecinos.

El tipo de participación va de la mano con las responsabilidades que el individuo asuma dentro de la organización, a mayor compromiso mayor participación.

3. Conocimiento de la situación comunitaria.

Conocer la situación comunitaria tanto lo positivo como lo negativo, implica hacer un autodiagnóstico periódico. Este ejercicio nos lleva a conocer las limitaciones y potencialidades de nuestra comunidad, lo que nos pone en ventaja frente a la toma de decisiones, tanto nuestra como de otros organismos, por que, ¿Quién conoce mejor la situación de una comunidad que los propios habitantes de ella?

4. Búsqueda de soluciones a las situaciones comunitarias negativas.

La búsqueda de soluciones surge como siguiente paso a la toma de conciencia de los problemas, los problemas deben tener soluciones apropiadas, basadas en las potencialidades comunitarias y en las realidades específicas de cada comunidad.

 

La participación implica la toma de responsabilidades, los individuos que sean miembros de nuestras Juntas de Vecinos deben ser integrantes activos dentro de la organización, por lo que los dirigentes deben asegurarles la toma de algunas responsabilidades que fomenten el sentimiento de integración, además de abrir la organización a una nueva forma de hacer las cosas, una forma horizontal en donde las opiniones de todos los integrantes adquiera el mismo valor.

Dentro de las responsabilidades a asumir al interior de nuestras organizaciones están:

A. La participación activa en la identificación de sus problemas y su priorización.

Conocer los problemas de la comunidad y la importancia verdadera de ellos para los vecinos implica saber como nos afectan y que tanto nos afectan. Nosotros que compartimos diariamente las mismas situaciones sabemos mejor cuales son los problemas que afectan a nuestra comunidad. La identificación estos problemas implica conocer técnicas de autodiagnóstico y aplicarlas regularmente.

B. Colaborar en el diseño de estrategias de solución para los problemas específicos.

Esta colaboración se debe dar tanto al interior de nuestras Juntas de Vecinos como en coordinación con otro tipo de organizaciones, por ejemplo, Municipalidad, FOSIS, SERNAN, DIGEDER, etcétera. Así como sabemos cuales son nuestras necesidades debemos saber también cuales son nuestras virtudes que ayuden en la solución de los problemas.

C. Participar en el desarrollo de las actividades planificadas.

Nuestra responsabilidad no se acaba en el apoyo teórico, debe ir más allá, comprometiendo nuestra asistencia a todas las actividades creadas, asegurando así el éxito de estas.

D. Aportar con recursos para el desarrollo de las actividades planificadas.

Aquí no nos referimos sólo a aspectos materiales, sino también con nuestras habilidades o experiencia. Debemos también ser consientes y en la medida de nuestras posibilidades aportar con aquellas organizaciones que nos ofrezcan su ayuda, no nos acostumbremos sólo a recibir y recordemos que del trabajo conjunto podemos alcanzar más y mejores soluciones a nuestros problemas.

E. Colaborar con el equipo en la evaluación períodica de las actividades planificadas y desarrolladas.

Todos quienes participan y también aquellos que se mantienen al margen de nuestras actividades, poseen su visión acerca del trabajo que se lleva a cabo, hagámoslos participes de nuestras evaluaciones y tomemos en cuenta sus aportes. Las críticas positivas y bien intencionadas hacen crecer y mejoran nuestro accionar, todo puede ser mejor y en nosotros esta el lograrlo.

Si bien, todos coincidimos que el principal problema que afrontamos en nuestras Juntas de Vecinos dice relación con la falta de participación de los pobladores en estas organizaciones, debemos coincidir también en que el cambio de nuestras viejas estructuras viene a ser una necesidad prioritaria en el marco de la consolidación de nuestro trabajo.

En este sentido, las acciones de cambio deben considerar todas las potencialidades y limitantes de nuestras comunidades, de manera que cuenten con un agregado importante a la hora de llevar a cabo las actividades. El conocimiento de nuestras comunidades implica la identificación de aquellas cosas que hacen que nuestra comunidad sea como es, es decir, aquellos elementos que constituyen nuestra forma de ser.

Así, cuando reconocemos aquellos elementos que constituyen nuestra forma de ser, estamos identificando ELEMENTOS CULTURALES. Estos elementos culturales unidos conforman nuestras potencialidades y limitantes, las que reciben el nombre de CAPITAL CULTURAL.

Ahora bien, distinguiremos al menos los siguientes ELEMENTOS CULTURALES:

Materiales, tanto los naturales como los que han sido transformados por el trabajo humano, por ejemplo, el río que corre junto a nuestra población, los cerros que nos rodean, las artesanías que se producen en nuestros sectores, los utensilios domésticos, etcétera.

De organización, son las relaciones sociales sistematizadas a través de las cuales se realiza la participación, juntas de vecinos, clubes deportivos, centros de padres, comités de vivienda, en general todas las relaciones que se dan al interior de un grupo organizado.

De conocimiento, es decir, las experiencias acumuladas durante nuestras vidas, tanto producto de nuestra educación institucionalizada (escuela, liceo, universidad, institutos, etcétera) como por nuestro diario vivir, "si pongo la mano al fuego me quemo", "robar es malo", etcétera.

Simbólicos, códigos de comunicación y representación, signos y símbolos, por ejemplo, una sonrisa y su significado, el llanto y su significado, una palabra, entre otros.

Emotivos, sentimientos, valores y motivaciones compartidas por la comunidad.

Todo proyecto social necesita de la puesta en acción de elementos culturales. No sólo para realizarlo, también para formularlo, imaginarlo, los elementos culturales hacen que el proyecto sea posible.

 

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